HUARAZ: CUMBRES NEVADAS DE DEVOCION
Al pie del Huascarán -uno de los más altos
nevados del mundo- en la ciudad de Huaraz, la Semana Santa se impregna con
la tradición y costumbres de su pueblo al conmemorar la muerte y
resurrección de Jesucristo.
En Huaraz, conocida como la Suiza peruana, la gente
se prepara con un año de antelación para representar el drama
del Gólgota y la posterior resurrección de Cristo con gran
realismo.
La festividad se inicia el Domingo de
Ramos con el tradicional desfile de las palmas en que la efigie de Jesús
sobre un burrito recorre triunfalmente por las principales calles de la
ciudad, recibiendo el aplauso y homenaje de la población.
Cada día de la Semana Santa se celebra con absoluta
entrega. En el Lunes Santo, el Señor de la Oración del Huerto
-peculiar figura de Cristo de rodillas con singular belleza, que simboliza
un diálogo con el Dios Padre- sale del convento de San Antonio.
El Martes Santo, el Cristo de las Columnas -imagen que
evoca al Nazareno con Poncio Pilatos- recorre las calles, escoltado por
guardias pretorianos como en la Roma Antigua.
El Miércoles Santo, la venerada imagen del Cristo
Pobre sale cubierta con un manto color púrpura y una corona de espinas,
y es alumbrada por cientos de cirios y velas en manos de los fieles.
En el Jueves Santo, estas celebraciones alcanzan su
máximo esplendor con la consagración de la Santísima
Eucaristía. Ese día, los pobladores, impulsados por su fe,
visitan a los enfermos en hospitales, clínicas y domicilios, tal
como indica su tradición.
También, se realiza el velatorio nocturno o "Huaraqui"
-voz quechua que significa amanecer- del Nazareno en la iglesia de La Soledad,
que se prolonga hasta la madrugada del Viernes Santo.
El Viernes Santo se lleva a cabo la
procesión del Cristo de la Cruz, imagen que es precedida por las
andas de la Virgen Dolorosa. Al igual que en otros lares de la Sierra peruana,
van acompañados de las andas de San Juan y María Magdalena,
empujados por los devotos que no se arredran a pesar de la lluvia.
Al caer la noche, en medio de la penumbra, algunos hombres
con túnicas blancas realizan la ceremonia de la desclavación
y colocan la imagen de Cristo en el Santo Sepulcro, urna de vidrio que luego
llevan en procesión.
El Sábado de Gloria, los niños de todos
los barrios fabrican muñecos que representan a Judas y, luego de
recorrer mercados y casas, lo queman ante el alborozo de la gente.
Finalmente en el Domingo de Resurrección, el
Cristo resucitado es llevado en procesión a la Plaza de Armas donde
se encuentra con la Virgen Dolorosa.
El Cristo se muestra ante la Virgen, mientras el vuelo
de los pájaros y la quema de coloridos fuegos artificiales proclaman
a los cuatro vientos que el Señor ha resucitado. |